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El otoño tiene un componente de pausa y de introspección. Esto también se puede aplicar en el ámbito empresarial, donde esta estación suele utilizarse para hacer balance, descubrir qué ha funcionado (y qué no) y empezar a planear las estrategias, presupuestos y objetivos del nuevo año.
Para las pymes y autónomos es la época de reorganizar, ajustar y planificar. O, al menos, es lo que se recomienda con el fin de evitar el estrés que genera el cierre del año, con sus correspondientes urgencias y fees que no se han liquidado.
Sin duda, una oportunidad valiosísima para revisar los pilares fundamentales de nuestra compañía o negocio y, de paso, añadir o modificar las coberturas que garantizan su continuidad. Te explicamos cómo anticiparse a los retos y riesgos del próximo ejercicio para que puedas hacer los deberes a tiempo.
Cada nuevo año trae transformaciones, nuevas herramientas, personal que se incorpora, nuevas oficinas, más digitalización… Son cambios que normalmente traen aspectos muy positivos para la empresa, pero que también pueden arrastrar riesgos que nuestra póliza actual no contempla.
Si durante el último año has realizado labores de expansión, has adquirido nuevos equipos, has cambiado el software, has desarrollado cambios en la cadena de suministros o has llevado a cabo modificaciones sustanciales en tu negocio, también toca revisar cuentas con la protección correcta.
La estabilidad de una empresa no depende únicamente de lo que ocurre dentro. En los últimos años hemos podido comprobar que factores externos -geopolíticos, económicos o ambientales- pueden tener un gran impacto, incluso sobre el negocio más familiar. Podemos tomar como ejemplos la política arancelaria de Estados Unidos, pero existen muchas otras situaciones que pueden cambiar nuestros planes.
Nuestro consejo es contar siempre con un historial de incidencias, como episodios de retrasos en los suministros, aumento de costes inesperados o problemas en la cadena logística. A través de este inventario podremos conocer mejor las probabilidades de riesgos y contratar coberturas que vayan en consecuencia.
El crecimiento siempre es una buena noticia, pero también implica una revisión de las coberturas. Cuando una empresa incrementa su volumen de negocio, el valor que está en juego (como los bienes, los contratos o el personal) también aumenta. Es la razón por la que, al contratar un seguro empresarial, siempre hay que comunicar el volumen de facturación.
Si la póliza se contrata indicando unos ingresos determinados y estos aumentan de forma significativa, es importante actualizar el dato con la aseguradora. No tener al día esta información podría tener consecuencias, como una mayor exposición a riesgos, de modo que los nuevos ingresos se podrían escapar tan pronto como entran en la cuenta corriente de la empresa.
El auge del teletrabajo y los modelos híbridos han transformado la forma de operar de muchas empresas. Son mejoras que aportan flexibilidad, pero que también han multiplicado los puntos vulnerables, con equipos que acceden desde redes domésticas, almacenamiento en la nube o empleados que gestionan datos sensibles fuera del entorno corporativo.
Por supuesto, si tu negocio se está planteando adoptar modelos de este tipo en los próximos meses, las coberturas también deben actuar en consecuencia. Por ejemplo, con protección para equipos portátiles, datos almacenados y posibles errores profesionales cometidos desde fuera del lugar de trabajo.
El balance de otoño no solo debe centrarse en aspectos materiales, sino también en las personas. Los empleados, los socios, los proveedores y los clientes son el verdadero motor de cualquier negocio, por lo que proteger las relaciones y el bienestar de todos también forma parte de una buena gestión de los riesgos.
En este sentido, los seguros de responsabilidad civil son los que nos permitirán tener respuesta ante reclamaciones o daños a terceros, y todo sin poner en jaque la estabilidad económica de nuestro negocio. De igual modo, tener prevista la protección jurídica y los gastos de defensa es clave para afrontar cualquier eventualidad con serenidad.
En un contexto empresarial en constante cambio, una póliza integral y flexible puede ser una verdadera aliada para pymes y autónomos que se enfrentan al nuevo ejercicio fiscal. La póliza Hiscox Business Protection está pensada precisamente para cubrir las necesidades de empresarios que buscan una protección completa, tanto frente a riesgos tradicionales como ante los nuevos retos del entorno digital.
Sus coberturas se abordan desde cuatro ámbitos:
Responsabilidad Civil Profesional.
Responsabilidad Civil General.
Responsabilidad Civil para Administradores y Directivos.
CIberseguro
Todo un combo perfecto que protege hasta el más mínimo detalle de cada empresa y que se puede adaptar según las necesidades de los negocios que lo contratan. Al fin y al cabo, el balance otoñal no consiste solo en actualizar el contrato del seguro, sino en proteger la continuidad de tu negocio y asegurarte de que cada paso que des el próximo año lo hagas con preparación adecuada.