La frontera ética de la supervisión digital

Vivimos en una época en la que la tecnología nos permite saber (casi) todo. Podemos saber dónde está un empleado, cuánto tiempo pasa frente al ordenador, qué páginas visita o si está escribiendo con más o menos frecuencia que ayer. Y lo más preocupante: muchas empresas ya lo están haciendo.La digitalización ha traído grandes avances en eficiencia, control de calidad y productividad. Pero, también ha desdibujado peligrosamente los límites entre supervisión y vigilancia. ¿Hasta dónde es legítimo monitorizar la actividad digital de los empleados? ¿Dónde termina la necesidad empresarial y empieza la invasión de la privacidad?