¿Oficina dog friendly? Sí, pero sin morder el riesgo

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Hiscox España
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Una oficina donde los perros son bienvenidos suena como un verdadero sueño para los dueños y amantes de las mascotas. Es más, si no hay ningún elemento que nos impida compartir puesto de trabajo con los peludos (como alergias o fobias, por ejemplo), dicen los expertos que es una práctica que ofrece muchos beneficios para el bienestar de los trabajadores. 

Esta circunstancia ha llevado a muchos a reivindicar cada 21 de junio el Día de llevar el perro al trabajo. Así, oficinas de todo el mundo se suman cada año a esta jornada tan especial, que no solo sirve para compartir un día con compañeros de cuatro patas, sino también como forma de exigir más facilidades para acudir al puesto de trabajo con ellos

Tanto si tu empresa se quiere sumar a esta jornada, como si te estás planteando convertir tu oficina en un espacio dog friendly, te contamos cómo hacerlo sin que la seguridad, la convivencia o la productividad se vean comprometidas. Trabajar con perros cerca puede ser todo un éxito, pero conviene hacerlo con cabeza (y con un buen seguro).

Take your Dog to Work Day: un día con mensaje

Cuando llega el 21 de junio, empresas de todo el mundo celebran lo que se llama Take Your Dog to Work Day (es decir, el Día de llevar el perro al trabajo). Aunque parezca una moda reciente, lo cierto es que surgió en Estados Unidos en el año 1999, en un principio para promover la adopción responsable. 

Con el tiempo, su mensaje ha ido evolucionando y en la actualidad muchas empresas lo aprovechan como pretexto para probar cómo sería compartir una jornada laboral con los empleados más peludos

De hecho, en países como España, donde ya existen más perros que niños, este día está ganando cada vez más adeptos. Pero también es toda una oportunidad para las empresas, que van más allá de la foto simpática en la cuenta corporativa de Instagram y se replantean la realidad de la oficina como un espacio flexible, compartido y… efectivamente, también perruno. 

¿Y si tener perros en la oficina fuera lo mejor que te ha pasado?

Más allá de lo adorable que puede resultar ver a un labrador durmiendo en recepción, los beneficios de una oficina dog friendly son reales y están respaldados por diversos estudios:

  • Acariciar a un perro reduce los niveles de cortisol y mejora el estado de ánimo. A la larga, esto se traduce en menos estrés, lo que resulta muy beneficioso para el estado mental de los empleados. 

  • Es todo un pretexto para tener más pausas activas. Cuando compartimos espacio con nuestros peludos, salir a pasear con ellos es irremediable. La buena noticia es que esta práctica permite que el equipo se mueva, se despeje y que, incluso, regrese con nuevas ideas.

  • Todo un ‘pegamento social’. Sí, los perros también ayudan a romper el hielo, a mejorar la comunicación entre compañeros y a generar un ambiente laboral más afable y cálido.

  • Más talento joven. Tener una política pet friendly es hoy toda una declaración de intenciones y para muchas personas (especialmente candidatos millennials y Gen Z), es también sinónimo de empresa moderna, empática y flexible.

En cualquier caso, es importante ser cautos. Todo esto solo funciona si el entorno está preparado para ello, si todo el equipo está de acuerdo y, por supuesto, si conocemos bien los riesgos que asumimos al permitir la entrada de perros en nuestra oficina.

Lo que nadie ladra en voz alta: riesgos de una oficina dog friendly

Tener perros en la oficina puede ser una estupenda decisión, pero también puede complicarse si no se gestiona con responsabilidad. Te contamos algunos de los riesgos más comunes y lo que debes tener en cuenta antes de dar el visto bueno al primer ladrido.

1. ¿Y si rompe algo importante?

Ordenadores, cables, mobiliario… Un perro curioso (o nervioso) puede causar daños materiales. Además, si esos daños afectan al trabajo de otros empleados, o incluso a elementos clave como los servidores, el problema se multiplica. Por supuesto, debemos tener en cuenta que el cambio de ambiente habitual en los perros puede ocasionar circunstancias incómodas, como que se vuelvan más irritables o que hagan sus necesidades dentro de la oficina.

2. Peleas perrunas

No todos los perros se llevan bien. Si coinciden varios en el mismo espacio, puede haber conflictos. Una mala reacción tiene posibilidades de terminar en lesiones entre animales y en un ambiente incómodo entre humanos. En el caso de que así sea, se puede marcar un calendario (como haríamos, por ejemplo, con los días de teletrabajo), quizás permitiendo un solo perro por departamento y solo en ciertos días por semana. 

3. Alergias, fobias y molestias

No todos los empleados aman a los perros. Algunos tienen alergias, otros miedo y otros, directamente, prefieren no compartir su jornada con estos peludos. Si no lo tienes en cuenta, puedes crear un entorno excluyente o incómodo para una buena parte del equipo. Recuerda que cada opinión cuenta.

4. Mordiscos, caídas y responsabilidad civil

¿Y si un perro muerde a un cliente, un proveedor o incluso a otro empleado? ¿O si alguien tropieza con una correa en un pasillo? La empresa podría ser responsable legal de ese accidente. No es habitual, porque desde que se aprobó la Ley de Bienestar Animal es obligatorio que cada dueño tenga un Seguro de Responsabilidad Civil. No obstante, dadas las circunstancias podría ocurrir que las personas afectadas tomaran represalias contra la empresa que permite tener a ese perro en la oficina. 

5. Menos productividad

No tiene por qué ser la norma, pero los perros también pueden generar distracciones. Ladridos en medio de una videollamada, interrupciones para paseos o juegos, empleados más pendientes de su mascota que de sus tareas son episodios habituales en las oficinas dog friendly. Lo importante es comprobar los resultados de manera periódica y, con los datos sobre la mesa, tomar las decisiones correctas para que la empresa no se vea afectada. 

6. Falta de normas claras

Una política dog friendly improvisada puede derivar en caos: perros sueltos sin control, sin zonas designadas, sin reglas sobre limpieza o convivencia… Una buena planificación y evaluación constante es fundamental, y esto no solo incluye la delimitación de espacios y días pet friendly en el calendario de cada empleado. También exige un ejercicio de responsabilidad y honestidad por parte de los trabajadores, que deberán saber si su perro es apto para pasar el tiempo en una oficina y compartir espacio con otros peludos sin causar problemas.

La clave está en la prevención (y en una buena póliza)

Si tu empresa está pensando en convertirse en un entorno dog friendly, enhorabuena, puede ser un estupendo gesto de conciliación. Sin embargo, está decisión debe venir acompañada de planificación, comunicación interna y, por supuesto, protección legal; recuerda que siempre conviene consultar con tu aseguradora si la cobertura de tu empresa se adapta también a esta nueva circunstancia. Todo lo necesario para recibir a empleados de cuatro patas en tu negocio, pero también para vivir el día a día de tu oficina de una forma mucho más segura y relajada. Para que lo único en lo que te tengas que centrar es en hacer crecer tu negocio y prosperar.