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Si gestionas una empresa o participas en algún tipo de sociedad, seguramente hayas oído hablar de la responsabilidad solidaria. Este concepto legal tiene un impacto directo en la rutina empresarial y profesional, por lo que entenderlo es fundamental para tomar decisiones más informadas y proteger tus intereses.
La responsabilidad solidaria significa que, cuando varias personas o entidades firman un contrato, cualquiera de ellas puede ser requerida para responder por la totalidad de una deuda u obligación, no solo por su parte proporcional.
Por ejemplo, si dos socios avalan solidariamente un préstamo, el acreedor puede exigir el pago total a cualquiera de ellos. Quien pague podrá luego reclamar a los demás su parte, pero el primer paso siempre lo da el acreedor a uno solo.
Esta figura busca proteger al acreedor, agilizando el cobro, pero implica riesgos importantes para quienes asumen esta responsabilidad, por lo que es clave conocer con quién compartes este compromiso y valorar bien los riesgos antes de firmar.
En la legislación española, la responsabilidad solidaria aparece recogida principalmente en:
Por defecto, la ley presume que las obligaciones en conjunto son mancomunadas (cada uno responde por su parte), salvo que se pacte expresamente la solidaridad. Por eso, la palabra “solidaria” en un contrato implica una carga mayor y es clave comprender bien sus consecuencias, especialmente en materia tributaria.
Conocer la regulación te permite anticipar posibles escenarios y actuar con mayor seguridad, tanto si eres empresario como si gestionas tus propios asuntos.
La responsabilidad solidaria permite que el acreedor pueda reclamar el total de la deuda a cualquiera de los obligados, sin necesidad de dirigirse primero a uno solo o respetar un orden específico. Esto significa que si uno de los responsables no paga, el acreedor puede exigir el pago íntegro a otro, quien luego podrá reclamar a los demás su parte correspondiente. Es una figura legal que facilita la protección del acreedor, agilizando el cobro, pero supone un riesgo mayor para quienes asumen esta responsabilidad.
La responsabilidad subsidiaria actúa como una “segunda opción” para exigir el pago de la deuda. El acreedor puede reclamar únicamente al responsable subsidiario si el deudor principal no cumple con su obligación. Es común en situaciones como los avales, donde el avalista solo responde si el deudor principal no paga. Así, la responsabilidad recae en este segundo responsable solo cuando el primero falla.
En la responsabilidad mancomunada, la deuda se reparte entre todos los obligados en partes proporcionales. Por ejemplo, si tres personas firman un préstamo mancomunado de 9.000 euros, cada uno responde solo por 3.000 euros. El acreedor no puede exigir a uno solo el total de la deuda, sino que debe reclamar a cada deudor su parte correspondiente. Esta forma de responsabilidad limita la obligación individual y cambia significativamente cómo se afrontan los compromisos económicos.
Estas tres figuras están reguladas en los mismos artículos del Código Civil español y ocurren frecuentemente en distintos ámbitos contractuales, por lo que conocerlas claramente te ayuda a entender bien lo que firmas y a prever tus derechos y obligaciones en caso de conflicto.
La responsabilidad solidaria se presenta en distintos ámbitos y situaciones legales. A continuación, te explicamos los casos más comunes y cómo funcionan:
Cuando varias empresas participan en la ejecución de una misma obra o servicio, puede darse la responsabilidad solidaria.
En el mundo mercantil y los contratos civiles, la responsabilidad solidaria aparece en situaciones como:
El Código Civil español establece y regula estas situaciones, definiendo claramente las responsabilidades y derechos de cada parte.
Para verlo más claro, aquí tienes una tabla con situaciones habituales:
Asumir una responsabilidad solidaria implica comprometerse a fondo, por lo que para empresas y autónomos, esto significa que pueden tener que responder por el total de una deuda, aunque solo les corresponda una parte.
Si no se cumple con la obligación, pueden llegar sanciones económicas u otras consecuencias legales. Además, aunque pagues la deuda completa, tendrás derecho a reclamar a los demás su parte, pero ese proceso puede ser largo y requerir ayuda legal.
En definitiva, la responsabilidad solidaria exige estar atento y actuar con previsión en la firma de contratos y en la gestión diaria de la empresa.
En el día a día de empresas y profesionales, la responsabilidad solidaria puede transformar una simple colaboración o firma de contrato en una situación de riesgo real. Por eso, contar con un seguro de responsabilidad civil profesional o de directivos de Hiscox marca la diferencia en la protección y la tranquilidad ante posibles reclamaciones.
El seguro de responsabilidad civil profesional de Hiscox está diseñado para protegerte si, como resultado de una responsabilidad solidaria, debes responder íntegramente por un daño o una deuda generada en el ejercicio de tu actividad profesional. Si se presenta una reclamación y tu póliza la cubre, asumirás el proceso con la confianza de que cuentas con respaldo:
El seguro no solo responde ante terceros, sino que protege directamente tu patrimonio y el de tu empresa, minimizando el posible impacto económico, legal y reputacional de estas situaciones. Así, puedes centrarte en tu negocio sabiendo que tienes un respaldo sólido ante eventualidades legales.
Cada actividad y contrato es diferente, y las necesidades de cobertura pueden variar. Desde Hiscox te ayudamos a entender si existen exclusiones, límites o requisitos en tu póliza frente a la responsabilidad solidaria, para que siempre cuentes con la protección más adecuada. Ajustamos tu seguro según los riesgos específicos de tu sector y tus proyectos, asesorándote de forma personalizada.
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Cualquier persona o empresa que firme un contrato con esta condición, o cuando la ley lo establezca expresamente.
El acreedor puede reclamar el total a cualquiera de los responsables solidarios, sin necesidad de seguir un orden.
Quien paga la deuda completa puede reclamar a los demás su parte proporcional, según lo pactado o lo que marque la ley.
El plazo depende del tipo de obligación y de la normativa aplicable, pero suele coincidir con el de la deuda principal.
La responsabilidad solidaria es una herramienta legal que facilita la gestión de deudas y obligaciones, pero también implica asumir riesgos importantes, por eso, antes de firmar cualquier acuerdo, conviene informarse bien y valorar si es la mejor opción para tu caso. Así, podrás tomar decisiones con mayor tranquilidad y proteger a tu negocio y a tu patrimonio personal.