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La última encuesta mundial de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que alrededor de 743 millones de personas en todo el planeta sufren de acoso laboral o ‘mobbing’, lo que supone un 22,8% del total de población mundial activa. En España, las cifras del informe de la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo de 2021 señalan que un 15% de los trabajadores, aproximadamente, se han visto sometidos en al menos una situación de acoso laboral a lo largo de su vida.
Una prevalencia tan alta a nivel mundial, la gravedad de las consecuencias para las víctimas y su impacto en prácticamente todas las esferas de la sociedad requieren que el tratamiento de esta problemática se realice desde la detección temprana y la prevención. El acoso laboral puede impactar de forma severa en la calidad de vida de la víctima, con problemas que pueden ir desde trastornos de ansiedad, estrés y depresión, problemas del sueño y de concentración y memoria hasta dolores musculares y somatización crónica, lo que también conlleva un deterioro de su salud general y en un descenso del rendimiento y de la motivación en el trabajo. La empresa, por otro lado, también puede verse afectada al haber mayor riesgo de absentismo y bajas laborales prolongadas o, incluso, recibir reclamaciones o denuncias ante la Inspección de Trabajo. Por esta razón los directivos, como máximos responsables de la identificación y supervisión de riesgos laborales deben permanecer al tanto del cumplimiento de la normativa actual frente a la prevención de los mismos y poner todos los medios para preservar la seguridad y la salud tanto de los trabajadores como de la propia empresa.
Sin embargo, durante los últimos años, la transformación de los entornos laborales derivada del auge de la digitalización y de las TIC, así como de la generalización del trabajo, ha hecho que el ámbito empresarial se torne altamente cambiante y exigente en pro de su eficiencia y adaptación a los cambios. Este factor puede dificultar a los directivos en el proceso de detección y gestión de las malas prácticas dentro del entorno de trabajo y, por tanto, ponerles en riesgo a ellos y a la organización. En este sentido y, con el objetivo de ayudar a los directivos en la identificación de indicios y acciones que constituyan acoso laboral, Hiscox ha querido recordar cuáles son los tipos más frecuentes plasmados en su Guía de Prácticas Laborales, creada en colaboración con el despacho de abogados Muñoz Arribas.
“Hoy en día, el entorno socioeconómico exige a las empresas ser socialmente responsables. Velar por un ambiente laboral saludable es una de las responsabilidades de los directivos de las organizaciones, y, de hecho, no hacerlo puede suponer una negligencia. Pero lo cierto es que situaciones como el acoso laboral pueden ser una situación difícil de detectar a tiempo, por lo que, desde Hiscox, queremos una vez más ser un apoyo integral para los directivos en la protección ante este tipo de situaciones, poniendo a su disposición no solo nuestro seguro de RC de Gerentes, Administradores y Directivos (D&O), sino también una Guía de Prácticas Laborales que les sirva como apoyo en la importante tarea de supervisar toda práctica laboral dentro de sus organizaciones”, afirma Diogo Ogando, suscriptor senior de D&O de Hiscox Iberia.